"Talón, planta y punta" decía mi abuela cuando hacía su descargo "antiojotas".
-Así se debe caminar- sentenciaba.
A veces la recuerdo diciendo eso.
En realidad, no la recuerdo a veces sino cuando me pierdo por ahí pensando en cómo no pensar en algunas cosas.
Talón, planta y punta... lo sigo usando. Lo descubrí hace poco. Un paso, otro y voy pensando en cómo apoyo los pies. Algún amante de las terapias nuevas lo llamaría "caminata consciente" o algo así pero para mi es un momento en el que puedo dejar de pensar, lo intento o quizás logro que una manía nueva me permita quitar la atención de mis monotemas.
Talón, planta y punta... mientras hago fuerza para que no se me borre algún viejo recuerdo que necesito conmigo un rato más. Talón, planta y punta... mientras junto todas las respiraciones necesarias que no son necesarias para decidir.
Cada uno tiene su plan de acción para liberarse de su miseria, para huir de su enemigo íntimo que es mucho más peligroso que el que está afuera (si es que existe).
Un paso, otro y estaremos cada día más lejos o más cerca. La distancia y el tiempo pueden ser muy relativos y, aunque alguien asegurara que no es así, me pregunto si sabrá ese incrédulo cuán cerca de alguien se puede estar cuando te sorprende algún recuerdo y cuán lejos de alguien se puede estar aún teniéndolo a tu lado.
Talón, planta y punta para seguir caminando... para que la vida nos lleve al destino perfecto, al menos pensado.
Buen fin de semana a vos que leíste esto sin esperarlo.
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