Hoy me levanté, saqué a Bertha al jardín, me bañé y vestí para salir al trabajo. Cuando me asomé al ventanal vi a mi loca de cuatro patas mirando hacia arriba, veía algo pero el vidrio empañado no le permitía saber si era yo. Escribí "hola Bertha" en el vidrio y me puse a pensar que lo que yo veía poéticamente desde mi casa calentita es algo que muchos no viven ni ven con tanto romanticismo.
Ahí mismo, consciente del frío, busqué en mi placard algo lindo y muy calentito, un saco de tejido doble que no usé nunca porque "me hace ver más gorda" y lo puse en mi mochila con un par de medias nuevas que parecen haber estado esperando este momento para estrenarse.
Bajé del tren con la ilusión de verla a ella, esa señora que el viernes se me clavó en la retina como se nos clava el amor de manera menos violenta. La pensé el sábado cuando sentí frío y pude calentar el agua, la pensé ayer cuando dormí calentita y hoy, hace minutos nada más, volví a verla. Me acerqué con miedo de decir algo que la ofendiera.
-Hola, soy Guada. Vos estás "parando" acá? Pregunté normalizando lo que me duele. Y me dijo -Hola, estoy en situación de calle, vivo acá.
Ahí mismo le dije que la había visto, que hoy tenía intención de encontrarla porque tenía algo para ella. Saqué el saco, lo miró y vi en sus ojos que le gustaba el color y le gustaba al tacto, le di las medias y sonrió mientras decía que le venían bien por el frío. Le pregunté si prefería dulce o salado, eligió lo primero y le pregunté cuáles eran sus galletitas favoritas, eligió las mismas que yo amo! Las Ópera de Bagley.
Compré las galletitas y algo para tomar, le entregué todo. Cuando me despedía me dijo "lindo perfume" y lo saqué de mi mochila y se lo di.
Vi sus ojos maquillados con colores vivos, sus cejas delineadas con histeria, sus uñas roídas con pinceladas de varios colores que se amontonaron con el tiempo y no pude evitar explicarme una vez más que no puedo cambiar esa realidad, no puedo insertar a nadie en un sistema que no conozco bien, no puedo entender por qué hay quienes terminan viviendo así y tampoco puedo hacer todo por todos pero sí puedo un poco hoy, un poco mañana y vos por alguien más hoy y mañana por otro y habremos hecho mucho.
Hoy ella se pondrá su perfume y soñará quizás, con algo que la salve un rato. Y dibujará algo nuevo mientras sus ojos se pierden entre las luces de una ciudad llena pero vacía.
Yo no la voy a olvidar. Y no será nunca más una desconocida para mi. Y voy a desearle hoy y cada día que las casualidades la llenen de bonitos ratos, chiquitos, sutiles pero maravillosos. Después de todo de eso vivimos.
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