Nos acostumbramos a vivir rodeados de personas que maltratan, abusan, someten.
Sólo manifestamos estupor cuando buscamos a una persona un par de días y aparece su cuerpo confirmando nuestra pasividad. Salimos a los 5 días a pintar paredes con las revolucionarias frases "Muerte al macho" "Lesbianizate" y un sin fin de originalidades marketineras que jamás van a resultar lo suficientemente consistentes como para lograr que la justicia deje de ser esa estatua con los ojos tapados, que tan oportunamente nos representa.
En EEUU en el año 1994, murió Megan Kanka de 7 años luego de ser violada y estrangulada por su vecino que había estado en prisión dos veces antes de este crimen. La ira, el enojo y la presión de los ciudadanos lograron que se promulgara una ley que garantizaba la información a la población cada vez que un criminal era liberado.
En nuestro país se intentaron medidas semejantes pero no fue posible que llegaran a buen puerto porque nos acostumbramos a hablar de "estigmatización". Me pregunto, ¿qué es lo que queremos?
Es sabido que es políticamente correcto decir que hay que dar oportunidades pero no estamos evaluando pacientemente de qué estamos hablando cuando nos volvemos tan generosos con la suerte que le toca al resto. Un ladrón puede cambiar su conducta si se trata de necesidad, de falta de oportunidades. Enseñar un oficio, cambiar el chip y acompañarlo pueden ser una salida. Pero un violador no se cura, es un psicópata que disfruta del padecimiento ajeno, el placer reside en el sufrimiento de otra persona, en el sometimiento. Verdaderamente ¿nos tiene que importar la estigmatización de un tipo que es potencial violador nuestro o de alguien que queremos? ¿O es quizás nuestra incapacidad de sentir cercanas a las "otras" lo que nos lleva a opinar como bipolares?
No nos ponemos en la piel de las otras chicas, niñas y niños que terminamos ofreciendo como verdaderos sacrificios humanos cada vez que, por ser "correctos", decimos lo conveniente sin que la sangre que nos hierve en las venas nos marque el pulso.
No es casual que un día después de encontrar el cuerpo de Micaela, el juez Carlos Rossi -que es quien consideró que Sebastián Wagner debía estar libre- sea sometido a un JURY. Eso lo logró la voluntad popular. Vos y yo posteando la cara de Carlos Rossi. Gonzalo Heredia (por citar un ejemplo), que supo usar su popularidad para que no se nos olvide la cara del que firmó la sentencia de Micaela con su pluma fácil. ¿Lo estamos estigmatizando a Rossi? No. Porque él no es un incapaz, tiene un cargo de suma responsabilidad y su liviandad en la condena de unos, resultó la condena eterna de otros.
Nos desgarramos las vestiduras hoy, pero hace años venimos siendo cómplices de esto, porque dejamos todo en manos de organizaciones que tienen fuerza para morder pero nunca llegan al hueso y es entonces cuando termina todo en un circo mediático y porque, mal que nos pese, depende la bandera política que lleve el estúpido de turno, nos parece menos o más atroz lo que el personaje en cuestión denuncia. A las pruebas me remito:
ABUSO DESHONESTO. " Fellatio in ore". Menor de 8 años. PENA. Graduación.
1) La "fellatio in ore" no puede constituir en nuestro Cód. Penal, el denominado "acceso carnal", debiendo encuadrarse el hecho en la figura de abuso deshonesto.
Para el que no comprenda la expresión "Fellatio in ore", es sexo oral. No olvidemos que en esta oportunidad se hablaba de un caso en el que una menor (8 años) era la sometida a esta práctica.
2) Teniéndose en cuenta que el único hecho imputado al procesado se consumó a oscuras, lo que reduce aún más el contenido traumático de la desfavorable vivencia para la menor, que no registra antecedentes, que confesó plenamente el hecho y que demuestra arrepentimiento, parece ajustado a derecho la pena de 3 años de prisión, de efectivo cumplimiento.
C.N.Crim. Sala VI (Def.) - Elbert, Donna, Zaffaroni - (Sent. "S", sec. 23).
c. 17.415, TIRABOSCHI,J.
Rta: 26/4/89.
No hace falta ser Einstein ni Da Vinci para darnos cuenta de que todo es leve a los ojos de un juez como Zaffaroni que tiene un apellido que parece haberle signado la vida, porque sólo un tipo suertudo puede decir tamañas estupideces, ser dueño de prostíbulos, seguir diciendo otras estupideces y andar por ahí como si nada. De alguna forma, Micaela, Candela, María Soledad, Marita, María Cash son víctimas y/o desaparecidas que nos deberían pesar con mucha responsabilidad a todos.
Cadena perpetua para violadores. Y que no sea un nuevo chiste, que agarren el diccionario y que busquen "perpetua" y que la apliquen.
Escrache público a cada juez incompetente que nos condena con las libertades gentiles que regala. Que hoy le pese a Rossi ver su cara en todos lados al punto de que su propio entorno profesional le suelte la mano es la muestra de que es lo que tenemos que seguir haciendo. Que sus hijos nos padezcan hoy, quizás sea la forma de salvar a otra chica de la liviandad de una pluma.
Adjunto la #LeyMegan o #LeyWetterling para que lean los que estén interesados.
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