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martes, 18 de febrero de 2020

Justicia por todos

Salí lo más rápido posible del trabajo porque quería ser parte, quería estar ahí, junto a los padres de Fernando.
Sin imaginarlo terminé cerca de todos.
Miraba buscando los carteles de Fernando y encontré muchas otras caras, algunos casos resonantes y otros tristemente no los recordaba. Entendí que no soy yo, no es mi memoria, es la reiteración de hechos que nos aturde, que nos llena el rígido y nos condena al olvido tarde o temprano.

Muchas veces se plantea que un criminal es producto de las posibilidades que tuvo y será responsabilidad de algunos eruditos debatirlo mientras yo, simple humano de carne y hueso, seguiré pensando que no hacer el mal es una decisión personal que no distingue religión, raza, sexo ni posibilidades socio económicas.

A mi derecha un rostro, dos pasos más a un lado otro rostro impreso en otro cartel y detrás de cada papel un familiar o amigo destruido.

La justicia nos debe mucho pero cuánto nos debemos nosotros?

Nosotros que vivimos pensando en lograr más. Qué carajo es lograr más?
Poner el traste en un 0km?
Tener un celular que tape nuestras limitaciones afectivas?
Una pantalla más grande que nuestras buenas intenciones?
Un hijo al que le aplaudamos todo, incluso que sea una porquería con su familia y con la sociedad?

Nosotros vivimos pensando en mostrar nuestra buena vida. Nosotros nos debemos sinceridad.
Nosotros que no hacemos honor a nuestras palabras.
Que enseñamos a los más chicos a "zafar".
Que nos reímos cuando nuestros niños se ríen de un negro, de un discapacitado, de un chino o de alguien que no encaja en el estúpido cuento fantástico que le contamos desde nuestra miseria.

Nosotros tenemos que hacernos cargo de nuestras sentencias:  que los chorros son víctimas de la sociedad, que los trabajadores son de derecha, que si votamos esto somos vivos y que el otro por votar distinto siempre es un pelotudo, que cumplir las reglas es de bobos y que respetar la ley es de poli, que la yuta madre, que la yuta iglesia, que las minas somos todas honestas, que los tipos son todos una mierda, que el periodismo miente si no es lo que miro.

Los valores se negocian, aunque vos no quieras, aunque yo tampoco. La impunidad existe porque lo permitimos, porque siempre hay un juez que vale lo que cabe en un sobre, porque hay un policía corrupto y también hay un docente corrupto y un almacenero que vende merca  a los pibes del barrio y uno de traje  que roba insumos del trabajo, uno con equipo de gimnasia que roba en su trabajo y uno que se pega al de adelante en el peaje y uno que maneja un micro con una birrita encima porque "no pasa nada, no seas gorra" y uno que y otro que y...

Y así estamos, con una plaza llena de nombres que esperan justicia y de madres, padres, hermanos, parejas y amigos que esperan lo mismo, la eterna deuda pendiente de la sociedad: JUSTICIA.

Ojalá los 11 vayan presos, ojalá Veppo también vaya preso, ojalá los violadores de Anahí se pudran en la cárcel y ojalá cuando un niño muestre señales abusivas contra una mascota u otro niño sus padres entiendan que mañana pueden tener que pasar los martes y jueves llevando empanadas a la cárcel en lugar de estar aprovechando promociones bancarias en el Shopping.

Educación hoy. Justicia hoy.
Por Fernando y por cada víctima de la violencia instalada en nuestro país.

A hacernos cargo.


2 comentarios:

  1. Llore, llore y llore....soy tia de Julian Setrini, asesinado el 20 de abril de 2019...Estoy en Paraguay y desde aqui mi corazon destrozado hasta hoy, acompañando a los padres de Fer y a mi hna. Y sobrinos q estaban ahì presente. No te conozco Guada...pero eres una exelente persona, se siente con tus palabras..

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    1. Ufff. Ayer escribí esto desde la escena misma. Estaba a metros del Congreso. No imaginé ver tantas fotos. Se me desarmó el corazón. Gracias por leerme. Quiero que cuenten conmigo para lo que sea de ayuda para que Julián también pueda descansar en paz.

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